Ya se han acabado las fiestas y toca volver a la rutina, y ésta viene acompañada de esos kilos de más que nadie quiere, aunque a veces se les coge cariño que tu dinero te han costado, que las cenas no se pagan solas.
Consecuencia de todo esto: Los propósitos de año nuevo. Ya he visto en algunos comentarios vuestros en el post anterior, que habéis empezado con ellos, alguno con más éxito que otros, pero por algo se empieza.

- ingesta masiva de chocolate, turrón y dulces varios
- bebidas espirituosas que hacen rebosar el alma y el cuerpo
- comidas jugosas llenas de carbohidratos y grasilla, ñam! rico rico, como diría Arguiñano
Es decir, si algo sabe bien, engordará.
Pongo un ejemplo:
Queso: esta rico, muy rico, consecuencia: engorda, y mucho!
Cartón (o cosas que sepan como tal): caca, consecuencia: no engorda, es más lo mismo te hace vomitar.
Pero volvamos a los propósitos. Como de lo rico no me voy a privar, voy a intentar comer un poco menos y moverme un poco más. El fin de semana empecé por darme una buena caminata por el monte, con un poco de flexiones. En realidad iba recogiendo piñas para encender el fuego y casi me pego un piñazo. No pasó a mayores, gracias a Dios. No se si habré perdido algo pero cansada y sudada como una mona si llegue a casa.

1 comentario:
Yo estoy igual que tú, intento seguir la dieta, pero es demasiado rápida y no la alcanzo!!! ja ja ja
Publicar un comentario